JAJAJA, Destino imbécil!!!!

Una emboscada fue lo que paso. Caminaba, solo, por un sitio muy transitado. Escuche algo que me estremeció, el “destino” se ocupo de personificar mi miedo. Me encerró y me dio un golpe bajo, muy fuerte. Si bien dolió un poco, el orgullo fue el que salio mas herido. Que ironía, el destino, el mismo que me ha tendido la mano otras veces, hoy se encargaba de darme un golpe. Bien sabía que ese golpe no provenía de él, ya que es solo un enviado y obedece ordenes. Tal vez me lo merecía. Tranquilamente y alejado de todo sentimiento analice la situación, sane mi herida y me di cuanta que ya no es tan fácil que un golpe así me dañe. En otros tiempos una herida como esta me hubiese llevado a una situación critica, pero ahora no. Después de analizar mi situación me puse a pensar que talvez debía dejar que esto pasara y punto. Solo fue un golpe y nada más. Esta mañana iba hacia la universidad, subí a la micro y… ¡SORPRESA! vi ahí al destino sentado, pase hacia el fondo sin que me viera, me senté y planee mi venganza. Al llegar al fin del viaje, baje detrás de el y espere. Me arme de coraje y lo encare dándole un gran contragolpe en pleno rostro… Lo mire botado en el suelo y me pensé en voz alta: “No fue tan difícil”.

Definitivamente lo volveré a ver, cuando lo necesite. Vendrá con buenas noticias y me dará su mano, y también vendrá con malas noticias y me golpeara de nuevo. Pero, ya se que los golpes del destino se pueden ignorar y siempre es posible contraatacar.

La Doncella del Hielo, de corazón negro (pero no de maldad) inicio la guerra con el mismo mensajero. Otros fueron esos tiempos, cuando el cielo lloraba, las personas no conocían el calor y las brisas se agitaban en el horizonte. Fue entonces cuando él volvió a vencer a la muerte. Le giro la mano al destino. No lo golpeo solo lo enfrento y dijo “No, todavía no”… el destino y la muerte se alejaron estupefactos por la maniobra casi imposible…
Otros tiempos fueron aquellos, cuando el gran jardín floreció alguna vez, para después acabar convertido en ruinas y cenizas. Cruel y déspota, el destino se encargo de destruir hasta los últimos brotes y raíces, dejando la tierra herida y con un suave aroma a sangre. Nadie se lo hubiese esperado.
Otros tiempos fueron, aquellos cuando el destino lo maldijo, porque venció a la muerte por primera vez. Su nacimiento cambio todos los planes del destino y dejo un trabajo pendiente a la muerte. “La muerte no tiene trabajos pendientes”, y es por eso que aun lo sigue, para poder hacerlo caer.

“De este texto se escribirá un relato… atento a la exposición por este mismo blog”